
23 Mar LA FUNDACIÓN ANTONIO MENCHACA OTORGA EL PREMIO SOLIDARIDAD 2010 A MAMEN SANTOS
La Fundación Antonio Menchaca de la Bodega ha reconocido la trayectoria asociativa y vital de Mamen Santos en los ámbitos de la solidaridad con la concesión del Premio a la Solidaridad 2010, en un acto que tuvo lugar el 17 de marzo en el Palacio Foral.
La Fundación Antonio Menchaca de la Bodega, mediante convocatoria pública, concede anualmente una serie de premios a aquellas personas físicas y entidades que hayan destacado en su vida diaria por su actuación solidaria.
En esta ocasión, la Fundación ha querido reconocer con este premio una trayectoria profesional basada en la superación de una mujer que siempre ha mostrado ganas de formarse y de superarse.
La Fundación Adsis, Jon Sobrino, la Asociación Mungiako Laguntza, Don Rafael Barbier Iturmendi y Teresa Zubigaray, y Gonzalo Corcóstegui recibieron también este galardón.
Mamen Santos ha sido protagonista de la fundación y avance del movimiento asociativo de la discapacidad en Bizkaia. Actualmente continúa colaborando en la asociación AUXILIA, la Asociación para la Integración de las Personas con Discapacidad Física, y es miembro de la Junta Directiva de FEKOOR.
El Ex Secretario General de las Naciones Unidas y Premio novel de la paz, Kofi Annan, decía que «si nuestras esperanzas de construir un mundo mejor y más seguro para todos han de ser algo más que un deseo, necesitaremos, más que nunca, la colaboración del voluntariado».
Este es precisamente el espíritu que ha guiado el compromiso de Mamen Santos a lo largo de 30 años como voluntaria en el movimiento asociativo de la discapacidad, dedicando su tiempo y sus capacidades a ayudar a quien más lo necesita y contribuyendo al desarrollo y la mejora de la calidad de vida de sus compañeros y compañeras y por tanto de su comunidad.
En 2011 se celebra el Año Europeo del voluntariado y el décimo aniversario del Año Internacional de los Voluntarios de las Naciones Unidas.
El testimonio de Mamen Santos brilla con luz propia como ejemplo de lucha, entrega, tesón y humildad, trabajando desde el anonimato en la mejora de las condiciones de vida y a favor del reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad en Bizkaia. Mamen es, sobre todo, amiga del cuerpo a cuerpo. La distancia corta es su terreno natural, en el que se gana la confianza y amistad indisoluble de todas las personas que tienen la suerte de conocerla.
Porque sus ganas de superarse y sus ganas de vivir se contagian. Porque su capacidad de transmitir transciende sus limitaciones.
Mamen encarna los principios del voluntariado más genuino: una inmensa capacidad de dar, sin esperar nada a cambio. Quienes conocen bien a Mamen Santos saben que el motor que ha impulsado su voluntariado ha sido la necesidad vital de devolver a los demás todo lo que ella misma había recibido previamente de personas voluntarias que le acompañaron en el complicado camino hacia la inclusión.
Como afirma el médico Daniel Solano, que ha sido durante muchos años compañero de Mamen en Auxilia, y coordinador de la Asociación en Bizkaia: «Mamen nos ha demostrado que lo importante es buscar el sentido de la vida, creer que merece la pena vivir. Lo verdaderamente humano es la razón, la voluntad, la conciencia y el esfuerzo. Solo tiene luz quien ha ido recogiéndola y cultivándola como Mamen Santos y para eso hay que empezar por tener las manos abiertas y tendidas como ella».
Así es como las personas brillan después de muchos años, cuando saben proyectar y repartir esa luz tal y como ella viene haciéndolo desde que nació. «Por eso podemos afirmar que Mamen tiene el sol en sus manos y que se ha dedicado a repartirlo como persona voluntaria y amiga generosa enriqueciendo a nuestra sociedad a través de su coherente servicio de voluntariado que desde hace más de 30 años entrega al campo de la discapacidad», continúa su compañero de fatigas y amigo.
El voluntariado desarrollado por Mamen representa la postura tenaz de la resistencia activa que mantiene despierta y vigilante la ciudadanía moral de toda la sociedad. Moviliza conciencias sin importarle perder protagonismo, aunque siempre convencida de la importancia de su labor.
«Desde Auxilia y Fekoor su hacer entre bastidores anima a todo el mundo a colaborar en que las personas con discapacidad puedan llevar una vida digna y participar en la sociedad en igualdad. Este es su protagonismo, secundario pero imprescindible» concluye Solano.
Por todos estos motivos, Mamen no tuvo dudas en incorporase al germen del voluntariado pionero en Bizkaia hace ya tres décadas, en cuanto se vio capacitada para ayudar a sus compañeras y compañeros que se encontraban en su misma situación.
Mamen, sin proponérselo, se ha convertido en un ejemplo para el movimiento asociativo de la discapacidad, por su indudable contribución al desarrollo del voluntariado moderno y a la consolidación de sus principios.
Principios que se mantienen desde el inicio y en toda su trayectoria como voluntaria, y que inspiran todavía el espíritu que se pretende reactivar en este año europeo del voluntariado.
Un voluntariado que debe formar parte de la promoción de la participación ciudadana y superar los obstáculos que existen en el desarrollo de las actividades voluntarias, como ha sabido hacer Mamen en su actividad voluntaria y en su propia vida. Un trabajo arduo, intenso, cuajado de emociones, pero también competente y eficaz, que ha conseguido ganarse el reconocimiento y el respeto de los responsables políticos y de la sociedad. Un voluntariado activo que ha sabido reinventarse y adaptarse a los tiempos y a los retos de futuro, sin renunciar a sus señas de identidad, poniendo en valor nuevos tipos de acciones voluntarias y propiciando el establecimiento de redes y cooperación entre la sociedad civil. Un trabajo voluntario de toda una vida que ha dado sus frutos, removiendo conciencias, transformando la realidad social, construyendo un presente y un futuro mejor para las personas que más lo difícil lo han tenido, como es el colectivo de personas con discapacidad. Un voluntariado como expresión de la participación ciudadana que hace su aportación a asuntos de interés común, y que beneficia a toda la sociedad, contribuyendo al desarrollo humano y social de la comunidad.
Una referencia del movimiento asociativo
Mª del Carmen Santos Bengoa es una auténtica referencia del movimiento asociativo de la discapacidad en Bizkaia. Es un claro ejemplo de superación personal, que se ha convertido sin ella proponérselo en un referente indiscutible que condensa en su trayectoria vital los logros y avances conseguidos en el desarrollo de los derechos y la mejora de la calidad de vida de nuestro colectivo en este Territorio Histórico, desde su puesta en marcha, hace ya más de 30 años.
Aunque ahora nos cueste trabajo creerlo, en la década de los 70 la discapacidad física era una realidad invisible para la mayoría de la sociedad. Las familias se hacían cargo de sus familiares con discapacidad sin ningún tipo de apoyo, y socialmente estaban considerados como colectivos «especiales». Se trataba de personas muy dependientes del sistema sanitario que interfería en sus vidas desde una perspectiva paternalista y asistencialista, heredera de la beneficencia de épocas anteriores con la que las clases pudientes lavaban sus conciencias.
A las personas con alguna discapacidad se les consideraba enfermas, con poca o ninguna posibilidad de desarrollarse personal, cultural y profesionalmente, participar en la vida social o vivir su propia vida.
Mamen Santos Bengoa era una de estas personas y experimentó esta situación, que cerraba a muchas personas las puertas y las ventanas de la sociedad. Sin embargo, inconformista y vitalista por naturaleza, Mamen no se resignó nunca a un futuro que no contaba con ella en sus planes, y le negaba a priori la esencia de lo humano, el encuentro con los semejantes en los espacios de relación que nos brinda la vida en sociedad y que nos enriquecen y nos hacen crecer como personas.
Conscientes de esta injusta situación y de la necesidad de cambiar esta realidad, un grupo de gente joven comenzaba hace tres décadas a trabajar desde el voluntariado por los derechos de este colectivo. Desde el voluntariado más genuino, un grupo de voluntarios y voluntarias empezaron dando clases de alfabetización y cultura general a jóvenes con discapacidad física en su propio domicilio, en un principio, y más tarde en unos locales ubicados en el Campo Volantín de Bilbao, propiedad de los Padres Camilos.
Mamen fue una de las primeras alumnas en beneficiarse de esta oportunidad que era una apuesta de futuro, un puente hacia el conocimiento mutuo que permitió que el colectivo de personas con discapacidad tomara contacto con la realidad, conociera las oportunidades que brinda la sociedad, y que podían y debían tomar las riendas de su propio futuro participando en el desarrollo del movimiento asociativo.