
23 May LA MESA DE DIÁLOGO CIVIL DEFIENDE LOS SERVICIOS SOCIALES EN SU PRESENTACIÓN PÚBLICA ANTE LA SOCIEDAD VICAÍNA
La Mesa de Diálogo Civil de Bizkaia es un espacio de trabajo compartido y un instrumento de diálogo y cooperación, estable, operativo y bidireccional entre el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia y las organizaciones y redes del Tercer Sector de Acción Social con presencia en el Territorio Histórico de Bizkaia. Constituye una experiencia innovadora y relevante, de diálogo y colaboración entre las Administraciones Públicas y las organizaciones y redes del Tercer Sector Social y un esfuerzo para establecer y asentar un cauce para el diálogo abierto y la cooperación con la sociedad civil, que responda a un modelo de gobierno, y democracia, participativo.
Una iniciativa que forma parte de un planteamiento más amplio de gobernanza participativa y cooperación, de las entidades de iniciativa social y el sector público en el ámbito de la acción social que se basa en el derecho y la capacidad de las propias personas y familias destinatarias de participar y organizarse para responder a sus necesidades.
En su presentación en sociedad, la Mesa de Diálogo Civil apuesta por consolidar la percepción favorable de la población y los agentes sociales sobre nuestro modelo de bienestar «para preservar el sistema de servicios sociales de responsabilidad pública».
Desde esta perspectiva, ha realizado un diagnóstico y ha elaborado propuestas de actuación para responder a las consecuencias sociales de la crisis desde el ámbito de los servicios sociales. Este análisis, que se ha centrado en ese ámbito de actuación, ha identificado 54 actuaciones a impulsar tanto por el Departamento Foral de Acción Social, como por las organizaciones y redes del Tercer Sector Social.
Cuando hablamos de servicios sociales, hablamos de servicios y prestaciones económicas para todas las familias y personas que necesitan apoyos para integrarse en la sociedad, con la mayor autonomía posible, y afrontar situaciones de emergencia o urgencia social, discapacidad, desprotección, exclusión, dependencia, o riesgo. Entre ellos, residencias, pisos de acogida, centros de día, centros ocupacionales, transporte adaptado, ayudas técnicas, apoyo y respiro para personas cuidadoras, atención a las mujeres víctimas de violencia, mediación familiar, apoyo a la adopción, prestaciones económicas…
Los servicios sociales son un derecho, como la sanidad, la educación o la garantía de ingresos. El sistema de servicios sociales de responsabilidad pública constituye una red básica de protección para toda la ciudadanía utilizada, cada vez más, por todo tipo de personas y familias en uno o varios momentos a lo largo de su vida.
Frente a las políticas de recorte de gasto público y de austeridad que afectan a la calidad de vida de la ciudadanía, hay líneas rojas que no se deben traspasar. La Mesa de Diálogo Civil apuesta por sostener el esfuerzo realizado en materia de servicios sociales y mantener el gasto en relación a las prestaciones y servicios de responsabilidad pública, aumentándolo en cuanto sea posible.
La falta de cohesión y los déficits de protección social quiebran los proyectos de vida de las personas y familias, e implican una pérdida para la sociedad, y para su desarrollo actual y futuro. Por esos, las organizaciones que trabajan en el ámbito de los servicios sociales y el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia reafirman su compromiso de orientar los recursos de los que disponemos en mayor medida que antes de la crisis hacia quienes sufren situaciones de exclusión y pobreza.
Los servicios sociales son una inversión, con retornos sociales y económicos, que tiene además un carácter preventivo y generador de empleo.
El Sistema Vasco de Servicios Sociales, de responsabilidad pública, se está consolidando gracias al esfuerzo de la ciudadanía, que paga sus impuestos, y a la colaboración del sector público y las entidades sociales, que siempre han reclamado el ejercicio de la responsabilidad pública.
La crisis, no debe ser una excusa para cuestionar el sistema de servicios sociales y otros pilares del Estado de Bienestar. Al contrario, es un motivo para sostener el esfuerzo realizado de modo que podamos responder a sus consecuencias sociales, que se van a prolongar más allá del momento en que comience a producirse cierta recuperación económica; preservar herramientas, como los servicios sociales, que van a seguir siendo necesarias cuando salgamos de ella.