FEKOOR RECLAMA MEDIDAS CONTRA LA DISCRIMINACIÓN DE LA INFANCIA CON DISCAPACIDAD

Con motivo del Día Mundial de la Infancia, celebrado el 20 de noviembre, Fekoor quiere poner el acento en las necesidades más acuciantes de los niños y niñas con discapacidad y sus familiares en nuestro país.

La invisibilidad de este colectivo en nuestro país, queda patente al comprobar que los últimos datos oficiales datan de 2008 y cifran en 140.000 el número de menores de 16 años con discapacidad. Para Fekoor esta circunstancia impide que la situación de los niños y niñas con discapacidad de nuestro país sea evaluada. La falta de estadísticas precisas y actualizadas sobre el número de niños con discapacidad, qué discapacidades tienen y la forma en que afectan a sus vidas es un problema que hay que solventar si queremos orientar unas políticas que realmente beneficien a nuestro colectivo.

Asimismo es necesario concienciar a las propias familias donde hay niños con discapacidad, para que logren superar las mecánicas de sobreprotección familiar y permitan a los menores desarrollar sus propias aptitudes y herramientas para afrontar su especificidad.

En cuanto a la autonomía personal y dependencia, urge la necesidad de que se apruebe el baremo específico para los 1.400 menores de tres años que podrían beneficiarse del Sistema de Atención a la Dependencia, el cual lleva siete años de retraso y se había anunciado para antes de que acabe 2013. El baremo para los menores de tres años en situación de dependencia es importante porque serviría para detectar precozmente sus problemas de salud y proporcionarles una atención más personalizada y profesional, con servicios como por ejemplo la fisioterapia o la rehabilitación».

Además, es necesario aumentar el apoyo a la formación académica a través de una política educativa inclusiva real, con el apoyo y los recursos docentes, materiales y económicos necesarios para alumnos y familias. De este modo se actuaría contra los principales problemas para la escolarización en centros ordinarios que todavía existen, como son las dificultades en el desplazamiento hasta los centros, la falta de accesibilidad de las instalaciones, la escasez de monitores y profesores de apoyo en algunos territorios, las elevadas ratios de alumnos por profesor y las insuficientes prestaciones económicas para paliar los sobrecostes que supone tener una discapacidad.

A pesar de las medidas recogidas en II Plan de Infancia y Adolescencia 2013-2016 que incluye gran parte de los principios y objetivos planteados por el sector de la discapacidad para lograr la integración de los menores con discapacidad, también se evidencia la falta de actuaciones concretas y reales que persigan este fin.

En este sentido, Fekoor entiende priritario impulsar la igualdad de oportunidades entre niños con discapacidad, la cooperación entre los agentes involucrados en su cuidado, educación y desarrollo integral, la promoción de la salud y la prevención de enfermedades desde la infancia, la participación de los menores con discapacidad en los estudios de opinión y en las estrategias de las corporaciones locales y del movimiento asociativo, promover el derecho al juego en entornos que no discriminen y que todos los juguetes sean accesibles para los niños con discapacidad.

ESTADO MUNDIAL DE LA INFANCIA 2013: Niñas y niños con discapacidad

La edición 2013 del El Estado Mundial de la Infancia -el informe más importante de UNICEF- está dedicada a la situación de los niños con discapacidad. El informe examina los obstáculos – desde los edificios inaccesibles y la invisibilidad en las estadísticas oficiales, hasta las actitudes desdeñosas y la discriminación viciosa- que privan a los niños con discapacidad de sus derechos y evitan que participen plenamente en la sociedad. También expone algunos de los elementos clave de sociedades inclusivas que respetan y protegen los derechos de los niños con discapacidad, que los apoyan adecuadamente y a sus familias, y fomentan sus capacidades, para que puedan aprovechar las oportunidades para prosperar y contribuir con su aporte al mundo. Según una estimación ampliamente utilizada, alrededor de 93 millones de niños -o sea, 1 de cada 20 niños menores de 14 años- vive con alguna discapacidad moderada o grave.

El informe refleja que un número sumamente alto de niños y niñas con discapacidad sencillamente no tienen la oportunidad de participar en la sociedad. Con demasiada frecuencia, estos niños se cuentan entre los últimos en beneficiarse de los recursos y los servicios, especialmente cuando son escasos, y a menudo son objeto de discriminación y abusos. Las privaciones que padecen los niños, las niñas y los adolescentes con discapacidad en el mundo constituyen una violación de sus derechos y del principio de equidad, que se relacionan estrechamente con la dignidad y los derechos de toda la infancia, incluyendo a los miembros más vulnerables y marginados de la sociedad.

Como se explica en este informe, la inclusión en la sociedad de los niños y niñas con discapacidad es posible, pero exige, ante todo, un cambio de percepción; esto es, reconocer que tienen los mismos derechos que los demás niños y niñas; que pueden ser agentes de cambio y no simples beneficiarios de obras de caridad; y que sus opiniones deben escucharse y tomarse en cuenta a la hora de formular nuestros programas y políticas.

Si se les da la oportunidad de prosperar como a los demás niños, aquellos que tienen discapacidades poseen el potencial para llevar vidas plenas y con tribuir a la vitalidad social, cultural y económica de sus comunidades, como lo atestiguan los ensayos de carácter personal que se presentan en esta edición.

Sobrevivir y prosperar es particularmente difícil para los niños y niñas con discapacidad. Su probabilidad de vivir en condiciones de pobreza es mayor que la de los niños sin discapacidad. Incluso si comparten las mismas condiciones desfavorables -como la pobreza o la pertenencia a un grupo minoritario-, los niños y niñas con discapacidad afrontan problemas adicionales debido a sus limitaciones y a los numerosos obstáculos que la sociedad pone a su paso. Los niños y niñas que viven en medio de la pobreza se cuentan entre los que menos probabilidades tienen de recibir una enseñanza y atención de la salud, pero las probabilidades de asistir a la escuela o a un centro de salud de quienes viven en medio de la pobreza y además tienen alguna discapacidad son incluso más reducidas.

Otro factor crucial es el género; de hecho, las niñas tienen menos probabilidades que los niños de recibir atención y alimentación, y más probabilidades de quedar excluidas de las interacciones y las activ dades familiares. Las niñas y las mujeres jóvenes discapacitadas sufren de una «doble discapacidad», no solo por los prejuicios y las desigualdades de que son víctimas muchas personas en sus mismas circunstancias, sino también por las limitaciones y las funciones asignadas tradicionalmente a cada género. Las niñas con discapacidad también tienen menos probabilidades de asistir a la escuela, recibir formación profesional y encontrar empleo que los niños con discapacidad y las niñas sin discapacidad.

Adoptar un enfoque basado en el respeto a los derechos, las aspiraciones y el potencial de todos los niños y niñas puede reducir la vulnerabilidad a la discriminación, la exclusión y el abuso de los niños y niñas con discapacidad.Los niños y niñas con discapacidad figuran entre los miembros más vulnerables de la sociedad. Son los que más pueden beneficiarse de las medidas orientadas a incluirles, a protegerles contra los malos tratos y a asegurar su acceso a la justicia. Los niños y niñas con discapacidad son entre tres y cuatro veces más proclives a padecer violencia. Las estimaciones sobre la prevalencia de la violencia contra los niños y niñas con discapacidad eran de un 26,7% para las modalidades combinadas de violencia, de un 20,4% para la violencia física, y de un 13,7% para la violencia sexual. Además presentaban un riesgo considerablemente mayor de experimentar violencia que sus compañeros sin discapacidad, siendo 3,7 veces más proclives a padecer violencias combinadas, 3,6 veces más proclives a ser víctimas de violencia física y 2,9 veces más tendentes a padecer violencia sexual.

El compromiso internacional para construir sociedades más incluyentes ha dado como resultado una serie de mejoras en la situación de los niños y niñas con discapacidad y de sus familias, pero muy a menudo estas personas tienen que seguir haciendo frente a obstáculos que impiden su participación en los asuntos cívicos, sociales y culturales de sus comunidades. Según concluye este informe, lograr la promesa de la equidad por medio de la inclusión requerirá tomar medidas en las siguientes esferas:

1 Ratificar -y poner en marcha- la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la Convención sobre los Derechos del Niño.

2 Luchar contra la discriminación y mejorar la concienciación sobre la discapacidad entre el público en general, los encargados de tomar decisiones y las personas que proporcionan servicios esenciales para los niños y los adolescentes en sectores como la salud, la educación y la protección.

3 Eliminar las barreras a la inclusión para que todos los entornos infantiles -escuelas, establecimientos de salud, transporte público y demás- faciliten el acceso y alienten la participación de los niños y niñas con discapacidad junto a los otros niños.

4 Poner fin a la institucionalización de los niños y niñas con discapacidad, comenzando por una moratoria en las nuevas admisiones. Esto debe estar acompañado de la promoción y el aumento del apoyo en favor de la atención basada en la familia y la rehabilitación basada en la comunidad.

5 Apoyar a las familias para que puedan hacer frente a los altos costos de vida y a las oportunidades perdidas para ganar ingresos que están relacionadas con la atención a los niños y niñas con discapacidad.

6 Avanzar más allá de las normas mínimas incorporando a los niños y los adolescentes con discapacidad y a sus familias en la evaluación del apoyo y los servicios diseñados para satisfacer sus necesidades.

7 Coordinar servicios en todos los sectores a fin de abordar la amplia gama de problemas a los que hacen frente los niños y adolescentes con discapacidad y sus familias.

8 Incorporar a los niños y los adolescentes con discapacidad en la toma de decisiones que les afectan, no solamente como beneficiarios, sino también como agentes en favor del cambio.

9 Promover un programa de investigación concertado a escala mundial sobre la discapacidad para generar los datos fiables y comparables que son necesarios para orientar la planificación y la asignación de recursos, y para situar más claramente a los niños y niñas con discapacidad en el temario del desarrollo.La prueba definitiva de todos los esfuerzos mundiales y nacionales será a escala local, ya que consiste en saber si todos los niños y niñas con discapacidad disfrutan de sus derechos -incluido el acceso a los servicios, al apoyo y a las oportunidades- en pie de igualdad con otros niños y niñas, incluso en los entornos más remotos y en las circunstancias más desfavorables