
14 Feb EL AYUNTAMIENTO DE BILBAO Y FEKOOR FIRMAN UN PROTOCOLO PARA AYUDAR A DETECTAR CASOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO EN MUJERES CON DISCAPACIDAD
El Ayuntamiento de Bilbao y la Federación Coordinadora de Personas con discapacidad Física y/u Orgánica de Bizkaia han firmado un nuevo protocolo que permitirá ayudar en la detección, derivación y acompañamiento a las mujeres bilbaínas con discapacidad que se encuentren en una situación de violencia de género.
El acuerdo ayudará a detectar mejor aquellos casos de violencia de género en mujeres con discapacidad, ofreciendo una mejor atención integral y garantizando los mismos derechos y prestaciones que a las mujeres sin discapacidad. Los mecanismos que se pondrán en marcha a partir de ahora cuando se detecte un caso de violencia de género tendrán en cuenta las necesidades de las mujeres con discapacidad, aportando información sobre la comisaría a la que deben acudir, si la policía debe acudir acompañada de un vehículo adaptado para trasladar a la mujer, o derivar a estas mujeres a los recursos que estén adaptados.
El protocolo se pondrá en marcha desde el mismo momento en el que se tenga constancia de una situación de violencia hasta el momento en el que haya que actuar de urgencia, bien con la necesidad de poner una denuncia o solicitar una orden de protección, o requerir de una atención social o ninguna de las dos cosas, recibiendo, en todo caso un seguimiento por parte de quien lo haya detectado.
El acuerdo ha mejorado el que ya existía entre ambas entidades, incluyendo aquellos términos que son necesarios para atender a las mujeres con discapacidad.
Tres años de colaboración
La colaboración entre el Área de Igualdad, Cooperación y Ciudadanía del Ayuntamiento de Bilbao y Fekoor comenzó en octubre de 2010 con la firma del convenio de colaboración para la sensibilización, prevención y atención integral de la violencia de género en mujeres con diversidad funcional en Bilbao y ha dado buenos resultados para mejorar la atención, la protección y la calidad de vida de las mujeres con diversidad funcional en la Villa.
A lo largo de estos tres años en los que el convenio ha estado vigente, se ha atendido la demanda de Fekoor para mejorar la situación de las mujeres con discapacidad física y/u orgánica de Bilbao que están sufriendo maltrato a mano de sus parejas o ex parejas, teniendo en cuenta sus especificidades para sensibilizar, prevenir y atender en igualdad de condiciones que al resto de las mujeres.
Aspectos reseñables de una realidad oculta
El 80% de las mujeres con discapacidad de los países europeos es víctima de la violencia de género y están expuestas cuatro veces más que una mujer sin discapacidad.
Las mujeres con discapacidad se enfrentan a una doble discriminación, tanto por razón de género como por su condición de persona con discapacidad convirtiéndolas en un grupo con grave riesgo de sufrir algún tipo de maltrato.
Según estudios realizados en diversos países, el grado de incidencia de la violencia de género en mujeres con discapacidad es entre dos y cinco veces mayor que en las mujeres en general.
Esta violencia es ejercida no sólo por quienes mantienen o han mantenido relaciones afectivas con ellas, sino también por las personas de su entorno familiar, social, etc. Y es que, allí donde existe una relación de desequilibrio de poder y dependencia, se favorece la existencia de la violencia y el abuso.
La suplantación de la voluntad, la ridiculización, la negligencia en su atención, la esterilización y el aborto sin su consentimiento son algunas manifestaciones de violencia y maltrato a mujeres con discapacidad.
Sin embargo, la carencia de recursos de estas mujeres, la inadecuada respuesta institucional y la prevalencia de una ideología tradicional son tres obstáculos esenciales que dificultan la denuncia de estas situaciones de violencia y maltrato. Otros factores añadidos son la dificultad para reconocer como señales de maltrato circunstancias que se asocian de forma natural a la condición de mujer con discapacidad, la dificultad para identificar como malos tratos algunas de las situaciones de abandono físico o maltrato emocional, la falta de credibilidad que se otorga a las mujeres con problemas psíquicos o comunicativos, y la dificultad moral de la sociedad para reconocer que una mujer con discapacidad pueda ser objeto de violencia o abuso.